- HE SEMBRADO DEMASIADAS RODILLAS EN LAS LÁGRIMAS - DINA BELLRHAM.
INSOMNIO Y DESVARÍO
Como buen lector
noctámbulo ando volando incertidumbres en el corto espacio donde el silencio
deja de ser un sueño y me envuelve engreído en su cobija de señales.
La maldita cabeza se
torna quebradiza y lipotínica —seguro es esa ausencia absurda de vitaminas—.
Pero poco me importa
caerme en este momento porque no hay nada más cuerdo(a) que estar muda y,
procurar escuchar a mis fantasmas.
¡Ah! ya quisiera estar en esa cama libre de conciencia (o tal vez no), no sea que me acostumbre y la nariz se me refine, y de a poco no pueda oler un buen pastel de chocolate: caliente o frío..., da lo mismo, como muerte o libertad para ser comparativa
Esta madrugada es
distinta a todas.
Aún las sinapsis me
evocan intrigas. Ya me he fumado algunos litros de agua, porque ya no fumo,
—aunque hidropismo no es lo mismo que pintar figuras de humo —, a veces
cortamos plagas queridas por ese insomnio de besos.
Porque el amor es cosa seria,
tan seria como esta soledad de ciclos,
y gracias a que siempre fui romántica (a excesos que espantaba), hoy tengo mi ánfora de arañas y mi mujer recargada, reprimida, tanto que murmullo con seres inanimados y les hago actuar a la fuerza, coloco en sus no-rostros máscaras de bocas para no olvidarme ese movimiento esferoidal y violento abrazado de humedad.
y gracias a que siempre fui romántica (a excesos que espantaba), hoy tengo mi ánfora de arañas y mi mujer recargada, reprimida, tanto que murmullo con seres inanimados y les hago actuar a la fuerza, coloco en sus no-rostros máscaras de bocas para no olvidarme ese movimiento esferoidal y violento abrazado de humedad.
...Otra vez la cefalea:
todo se vuelve pegajosamente vicio, la emoción me silba, entonces es mejor
paralizar la pluma y unirme al mundo de los ojos cosidos… acariciar fragmentos
de antiguos vuelos que se quedan en la almohada. Irme, ser aquella seudo-muerta
que no está contigo, —siempre he sido débil ya no es culpa terminar
nombrándote, no soy de palo, el hueso es hueso… yo soy tú conmigo—.
EPÍSTOLA NOCTÁMBULA
Cómo estará el Doctor
bajo esta luna mordida
si estalló en medio de
venas eléctricas
sin saber porqué yo me he
cortado los dedos
pensé que la Web era una
araña
(amo sus cuatro sexos
entrecruzados)
o el nuevo navío de este
siglo
pero no hay voz, no hay
manos,
tan sólo los pasos de un
miriápodo,
alas amontonas en teclas
un cuento de ficción mal
argumentado;
demasiado pequeño ese
mundo
para éstos noctámbulos
empedernidos.
He contado hasta mil…
(Hasta diez nunca me
resultó
Si no antes derramar palabras verdes)
y usted seguro aún
intenta contar ovejas…
Blablablá, blablablá.
Soy un chasquido
lanzándose desde un puente:
abra esa hoja huérfana
que mi tinta esta
ordeñando ecos
(lagos) (gritos) (entes).
El numen de ayer ha
dejado semillas
—su secreto es mío—
somos amantes y
enemigos...
Escriba: "en el
ocaso disipa luciérnagas,
en la tarde duerme
(siguen los pies fríos)
nunca besa la tierra
cuando el sol gime".
¡Y usted! me culpa de
ángel...
-no hable de duendes
frente a un niño-
los hipertróficos usan filtros
para acurrucarse en un
disfraz.
Lo he esperado como a la esperanza
vaya con dios, dicen que
existe,
venga a mi refugio
cubierto de ventanas
pocos las ven desde el
césped de gusanos.
cante su clave desde los
espejos,
estoy presa en mi reflejo
humano.
SOLILOQUIO AL DOCTOR
Mis
amores han sido un cúmulo de intensidades rotas.
Mis
manos siempre han latido impares para un vuelo efímero.
Pero yo
soy así. Intensa y lúgubre.
Solitariamente
feliz.
Aún no aprenden a aprehender esta boca nutrida de besos.
Ni mi estado conductual inmunizado de manías propias.
Y usted dice que no amo este cuerpo congruente de anti-reglas.
Si me he hecho ojos universalmente.
Hasta mis pezones pestañean y se guiñan un secreto diariamente.
O talvez me creo demasiada cosa. No “cosa” jamás.
Más bien soy el mar,
Porque quiera o no arrastro a mi costado inmundicia y ternura.
Soy una esponja pasiva.
Me he acostumbrado a terminar en ola y consolar lenguas
con mi
estado salobre y esas pintitas de glucosa aún mías.
A veces
creo que poseo una capa de poderes paradójicos
y puedo
metamorfosear el núcleo de este mundo impío.
No me ahogo en un vaso de agua, lamentablemente tengo branquias de reserva y nado ausente.
Dicen que busco la depresión como tesoro incalculable -puede ser- hasta mi compañera (que es el escudo más dulce que he tumbado en mi vida) concuerda con el gentío que me cree loca.
Estoy en problemas querido Doctor, y la médula está encantada
de
fugarse del mapa humano.
No es que no me ame. No concibo la idea de que no me amen.
Yo que soy libélula, árbol almacenando ramas. Yo, amor.
Necesariamente
me he convertido en una hipocondríaca falta de genes
para
cumplir semejante diagnóstico, y me agrada la idea
de
enfermarme de horas, o de algún alérgeno que aniquile el virus querido.
Tienen
miedo de mi niña ataviada de concupiscencia.
Es como si me dijeran que en su oficinista vida nunca se han masturbado con una lágrima inexistente, o con un fantasma.
Pero no sólo de amor vive el hombre me susurran. Es cierto.
Pero la mujer pare amor y se alimenta de hijos. Pero la mujer no es hombre.
Ya descubrí que mi madre es un pretexto, que soy tan sucia como los que beso.
¿O que soy valiente?. Hoy sé que puedo, cuando cierta alba me observaba
ingerir
pastillitas de colores como si en ello me bastara las banderas del mundo (las
fronteras) aún soy triste pero me amo así.
La
mirada me llueve docenas de vergüenzas
Discúlpeme el tiempo.
Discúlpeme su vida.
Esta pérdida de insomnios bien lucrados.
PARTIDA
Termino
el día mientras los árboles de cemento aún tiritan luciérnagas mecánicas, y los
grillos buscan estómagos donde suicidarse.
Esta ciudad abre las piernas como las féminas cazan sueños en las callejuelas.
La ventana es un relámpago en parestesia, mientras filtro bocas, buscando las huellas donde caminó mi hálito alegóricamente.
La soledad y yo, hemos quedado solas, cada vez me cuesta tanto parir vástagos y ogros.
Esta poesía de lupanares me ha abandonado hace albas; hace siglos fraguo fotografías arcaicas.
Intenté vivir sin alas. Vomitar eclipses teúrgicos, no más...,
Esta poesía, que es la vida misma, ha evacuado de mi ánfora tortuosa.
El amor es el génesis de cada pestaña que abraza lágrimas,
impotente es el canto del gallo cuando hay relojes masticando segundos, inexorable el hueco donde emano el nombre que fermenta mi lengua,
Famélico
el mundo, los niños desnudos y marchitos.
Éste corazón se ha partido y ha perdido sus esquirlas, no existe.
Como esta ausencia en mis manos y en mi catre.
¡Vuela numen! que este esqueleto se enterrará vivo, mis fetos quedarán sin vientre y sin savia...
Éste intento de hablar con espejos
ha sido
un digerir sin calorías;
me he perdido con el
tiempo, soy de ayer,
soy de
aquella tumba que me llama,
nada
soy, con estos ojos calcando sueños.
ANHEDONIA
Hasta los sismos en las piernas han mutado a esfinges. Hemos huido de la catástrofe de las encías. Nos mudaremos de falanges y ventanas, con el miedo bajo el brazo cual portafolio de oficina.
El parque se torna pluvioso, quebradizo. No basta crujir nuestros dientes ni bostezar resbaladeras, si nos sobran extremidades y saliva. El suelo se ha vuelto puta en los zapatos.
Y yo pretendo seguir de raíz en los cordeles, ahora que hay suburbios en un racimo de ósculos.
Derechos Reservados © Dina Bellrham
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