jueves, 3 de noviembre de 2011

PRIMERA PARTE



- ABRIR UNA VENTANA ES COMO ABRIRSE UNA VENA -
BORIS PASTERNAK.

 

PLUMIER

El averno retoza
en el tranvía de mi humus

El negro es el blanco quimérico
masticando la noche
sujetándose
a mi mano estetoscópica
y cíclica.

Porque soy agorafóbica empedernida
y colecciono esquinas
mientras fecundo urdidumbres
o relampagueo gárgolas
cuando me hallo grávida de versos
gélida,
en la tranquilidad de mis muertes.

DELIRIOS

I

Tengo una luciérnaga en medio de los dientes
soy lámpara humana
he retornado a la pared
y a su diluvio de gárgolas

Me enchufé
(sonrío).

A veces me desnudo esperándote
arranco mis ojos
y mutilo su humedad septentrional…
—tan cansado es el lunar donde blasfemo—.

Tantas uñas queriendo rasgarme
¿hacia dónde va esta cicatriz de hinojos?
ya solo tengo vómitos
cortocircuitos
hambre
 (muerte).

Es hora de marchar (te)
desmembrar (te)

Todas me hablan…
He decidido gritar
hoy,
que me he estacionado
que he construido
una lágrima púrpura
en mi cuenca de abismos.

II

Estoy a punto de fugar
este simposio noctámbulo
he ataviado de telarañas
estas vénulas famélicas.

No soy parte del trapecio de átomos
amo al hombre que fue mío
su velo de besos muertos
yo también estoy en la profundidad
donde gorgotean nuestras manos entrenzadas
como grillos emanando ecos atróficos
como velas tapizando un suelo de plegarias.

—Las secretarias mutilas teclas,
son asesinas de rutinas—

¿y yo?

también necroso animales
que penden de un árbol
deletreo entes cobijados en letras,
artista en pantomimas
de un Sansón en alopecia
vacíos… (Tijeras púrpuras)

—la gris Átropos ha tardado—

estoy acostumbrada a cenar
frente a un espejo;
y empacharme de anginas
porque te extraño
porque eres agua extraviada en óleo
y aún fermentas un delirio de alelí
en mi imperio de insectos.

Y APARTE

El olor del grito

P
e
n
d
e

entre los cilios
poblados de bacterias.

Allá en el atrio
donde los átomos
me conjugan.

Respiro con la falange
que oscila vértigos y grietas,
regurgito piélagos
para exentarme de oxígeno
cuando esta disnea
araña el frémito protegido de nervios

Atrás el reflejo
me busca desmembrada
—sigo en la página, inmóvil como un punto—

Digiero la oquedad
que oculta el párpado
y tecleo el perímetro
donde yace el numen
del rapsoda,
(demasiado vítreo su útero de palabras)

Prefiero construir la noche en esta tarde.

La muerte de mi sexta uña se aproxima.

ADIÓS… ALONE ALONE

Como la furcia que no sabe de quién es el hijo
así son estos dedos empolvados de amores
que terminan arrojando fetos disfrazados.

Ninguno es amor,
me desnudo las papilas
para arrullar una epopeya de fragmentos.

Yo en átomos
haciendo alquimia en pantanos
tal vez (es casi seguro)

Porque intenté amar desesperadamente
un zapato
y embarullarme necesariamente a sus agujetas
para sentirme amada.

¡Déjenme ir! suelten mis alas
desde hace tanto soy un espectro
que jala los pies de ángeles muertos
y aún así debo mutilarme el hálito que ya no existe
¡amar! ¿Cuándo entenderán
que las esquinas son el eco
de las calles que musitan besos?

Demasiado románticos son mis ojos de sal
tan frágil mi ánfora de los secretos
y ahora mi boca no es más
que un tren recolectando inquilinos efímeros
una virgen prostituyéndose el síncope
(estoy lejana)
regurgito los intentos,
la herida pariendo gusanos
el corazón queriendo ser riñón.

No escribo, muto a péndola
y derramo esta tinta cargada de sismos

Déjame ir… quiero dormir placenteramente
en un sepulcro de lirios brunos
hacer el amor con osamentas arcaicas
tal vez ellos entiendan de este adiós prematuro.

Tic-tac, tic-tac
el reloj no existe
y todos dependen de él.

Tic-tac, tic-tac
«el mar se quiere parecer al cielo»
—¿te acuerdas?—

los extraños toman café en el muelle
y también un sorbo de amores no correspondidos…
Tic tac,
tic-tac
aún no es la hora de irse
 (el sicario no existe)
tic-tac
hace tiempo que no estoy
sólo falta se consuman las células
ya cumplí mi guión de enamorada “alone alome”

Tic
Tac
la tristeza es mi duende encantado
que me abriga la incoherencia caducada

Déjenme ir.

FORÁNEA

Necia la médula
que fermenta mis pestañas
de buscarte a hurtadillas
cuando la noche muere
y tu voz disipa febrículas.

Me escondo en esta lágrima
deambulo por tu ceniza
 (mi reflejo tiembla)

Me hace falta la soledad
para arañarte el grito
que no es mío.

Vuelvo al feto
donde mi dolor era inexorable
quizás haraganee donde no hay asfalto.

Te soy foránea
y mis telarañas regurgitan sismos
para alcanzarte.

AUTOFAGIA

«Desciendo
desciendo al cuerpo y veo
la lombriz de mi espíritu
alojada en mi vientre».

“Axis mundi” en ‘Lógica barrosa’
de Chantal Maillard, 2002

I

Polvorienta
con hambre de huérfano
y de furcia
lamiendo llagas,

Necrosándote.

Tu miopía de pájaro
es un pretexto
para digerir gusanos
y destilarte
la intranquilidad
de perros alopécicos.

Matrioska ínfula:
me cansan
tus estertores en la taza de té
inventando sapos cariados
con el mismo falo
y las mismas ganas
de las salivaderas.

II

Me entretiene verte socavar raíces
allá
en la penumbra de los burdeles
donde enajenas lombrices con sueños
porque te gusta romperte
mientras me buscas en las venas.

Comería tus piernas de marfil caduco

Si no fuera
por estos huesos y vísceras
que nos atavían de tumba.

PÓSTUMO

La noche se disuelve
en mi faringe de espantapájaros.

He vivido masturbándome los dedos
y lamiendo lluvias taxidérmicas
necesito reventarme
las esfinges cronometradas.

Ya los hijos masticaron
su retrato de cigotos
los neblínicos me llaman
desde el útero de Eva.

He de partir…
con las canas trituradas.

Ayer cuando abrí el grifo
de mi cruce de trenes
y me desnudé de vértebras.

ARAÑAS BIPOLARES

Mis manos no entienden
su desnutrida ansiedad de enanos
ni estos ojos la inesperada esquirla
que deambula en su esqueleto de ruedas.

Huellas:
mi atrio es un jardín de dardos
cohesionando fotografías acres
 (la herencia del rapsoda triste)

Soy piélago bruno
porque me gustan las camisas de fuerzas
porque pienso llenarme los bolsillos de piedras
antes de hundirme.
El suicidio es mi orgasmo de té
acostumbro a despedirme en cada alba
y las palabras descansan en lupanares hambrientos.

—Terapia: EXPANDIR EL CÍRCULO—

¡BAH! Los pies largos fraguan momentos ovoides
las náyades me creen una anciana prematura.

El pájaro renace en el lecho perdido:
—Perdón, nuestro amor era un calabozo de mapas, 
el sabor de tu lengua ya me es ajena,

¡Y no hablé!

Desde esa hecatombe me alimento de sismos
evaporo caricias de mi tálamo
para alguna vez sentirme impura.

He decidido tejer demencias
en mis plumas de cóndor níveo.
Sin ti
prefiero llenar mi plato
con navíos de sobredosis.

¡Morir!

Mi fin de rinoceronte,
mi dolor de hormiga.

Estoy feliz.

MANIFIESTO

Ahora sé que paro mecánicamente
y pernocto garabatos en azoteas
me hastía el hedor a naipes usados
—abrir las piernas y dejar que entre—

escribo cositas arregladas con pegamento
panfletos re-calentados / circulares
vomito su arrogancia de hiena.

Perros con sarna de prostíbulos.

Insignificante es la palabra
asfixiada entre corbatas
se me ha vuelto  Light el verbo
se me atrofio el instinto.
para olfatear lunares
decaigo

D e s a t o m i z o huertos
me desempleo del orbe
escribo para rellenar el plato
 (me las como en sanduches)

¡palabras!
las he almidonado tanto
que prefieren andar desnudas.
te he colmado de nervios
en meretriz de líneas egocéntricas
¡te has hecho mujer tan pronto!

Te prefiero afásica
enlutada
enajenada
en mi ictus noctámbulo
en mi plumón atestado
de alfileres
y hoy me revientas los tímpanos
mientras te crecen lobos en las venas.

E.P.O.C.*

Fumo
para que el cáncer se acuesta a mi lado
y tatúe ojeras bajo mis sábanas.

Fumo a hurtadillas
para sonreír sin dientes
y sin labios
porque las disnea atavía las palabras.

Fumo porque me hastié
de cortarme las venas
y desayunar somníferos
porque un bronquio parlanchín
puede más que una soga gastada
porque el amor viene en cajetillas
y su eco arrastra letanías.

Porque me aburre llevar
el cabello a todas partes
fumo días innombrables
porque hay calor en mi lengua
y mis pies siguen temblando de frío.


(* Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica)

RETOUR

Días famélicos

Un invierno empolvado y náufrago

Yo me siento invisible,
archivada en un lienzo arcaico
que nunca fue famoso.

Me duele aquel solaz macabro
que construyen mis óvulos,
de a poco pestañeo
palabras estériles…

Mujer, no quites tu lengua
de mi urdidumbre de arrugas
 (soy vieja cuando escribo)

Noches sódicas tatúo
mientras me hago la dormida

A veces creo que me odias
y remites un gesto escatológico
desde el lupanar donde habitas…
porque sin fantasmas no hay pasado
porque el piso es un tentempié
de sabor a mandrágora.

Regurgito tu laberinto epicúreo
cuando la tristeza descansa en las uñas
como la mugre,
cuando bajo el interruptor del pulso
cuando la hoja huérfana
apunta mi cuello de pasos.

JE SUIS COMME JE SUIS

Siempre besé los extremos inocuos,
los escondites nutridos del plato.

A veces me envenenaba de luz
en su proscenio de antojos,
mientras homólogos al reloj
aplaudían mi pantomima
de niña perfecta.

Nadie sabía de la danza
en mi crisálida de bisagras mustias,
nadie sabe que aún
danzo desnuda frente a mi tálamo
cultivándome roces —pecado—

Tú aprendiste a saberme
y hoy es tan lejano el grito en mi dedo
como si la lengua fuera una esfinge
estática, gélida…
                                          
Soy un florero.
Una araña con sus ochos besos
acribillados
Un cuervo y su afeite de estrellas rancias.
Distinta.
Prefiero esta ausencia de rayos,
la médula ataviada de grietas
me prefiero caóticamente rota
con esa lágrima fotografiada en mi halo
porque siempre termino en escudos
sigilosamente,
Extenuada.

ALUMBRAMIENTO

Hoy que tengo el tiempo
fermentado en los cojines
y los cojines fermentados
en el numen
la tarde ha madurado

a cruces brunas

Soy el verbo en celo
y en celo está mi verso
—viólale las entrañas de cada letra,
seguro saldrá ese semen malhumorado
apuntando ovarios suicidas—
y los míos tienen ganas:
de coexistir
de anexarse
de escupir un gesto
de ser el dulce vaivén
de una pluma.

El poema es como el amor de los conejos
sin preservativos
sal-tan-do
sobre poblando el mundo
hijos no reconocidos por falta de empleo.

El poema es aquel precipicio
que una monja desea mientras reza,
una espermato-idea
mutando a línea
de línea a ojos
de ojos a dedos.

Porque hasta el ser más noble
proviene de un ensamblaje viscoso.

RÉQUIEM

Efímera es la vena
cuando aborta su laberinto
de niños descompuestos
y mi voz de cangrejo
desnombra las tumbas
donde dialogan mis huesos
Soy la silla retrógrada
cubierta de colmillos
péndola arcaica
disfrazada de ciénaga

Hay bufones en mi catre...

La risa histriónica
sólo existe
mientras fagocito grietas
mientras el grifo
descarga las ventanas
nubladas de arterias.

REMEMBER

En cada siembra el estrato
desfigura su mirada bendita
¿qué más ha de pronunciar
mi frémito mustio?
el reloj pare estertores
mientras habito un retrato
mientras pendo de un esqueleto
mientras digiero mis esquirlas
y consigo re-fecundarme.
(...)
Vuelvo al hueco.

SGUARDO DISUGUALE

A veces los miro desde mi corola
y parece que mis dardos se desvían
hacia sus costados,
y en famélico gesto retrógrado
resucita la arcaica befa
que me mutilaba la infancia.
Pero si logran absorber
la heteróclita luz de mi mirada,
mi error convergente
verán las esquirlas de aquellas lágrimas
que mordían mis alas…

A veces me acerco al espejo
me observo secretamente
escudo al mellizo, al hijo pródigo,
y su hermano levanta su voz de centella
-como quien resguarda un absurdo prestigio-
«Calma, calma -le digo a mi reflejo-
tus ojos son de la noche, fragmentos...»
Y el error convergente se degrada.
Soy feliz.

A veces, cuando los miro
¡quisiera arrancarles los dientes!
¡quisiera aplaudir su complejo de hiena!
quisiera...
Pero es tan frágil el espacio
donde me hablan las venas
tan frágil, cuando lo acaricio
con alfileres y parodias.

A veces los miro con amor
cuando llegan a mi crisálida
y logran ver a los hermanos:
jugando a ser copias, perfectas,
Y soy feliz.

DEBE

¡Escribe mierda, escribe!
Angélica Álvarez

Debe haber en las entrañas
el cauce hambriento del retorno:
el antes de poblarme de raíces
la esquina sin semáforos
la placenta donde me crecían
fonemas y rasguños
ésta máscara de dermis
no pertenece a la mosca
que dormía en los vasos
debe haber la ciénaga
donde escondía las venas
luego de onanismos púrpuras
debe, o las falanges
se me pudren entre las piernas
sin preñar la hoja
sin tragarme su afasia epicúrea
debe haber otro cuerpo en el cajón
que no tenga una piedra
ahí
donde los niños
guardan sus mentiras.

ACATISIA

I

Hasta que los bronquios
dejen ese complejo de cordel
de madre frustrada,
hasta que mi lámpara
resista su dolor criptógamo
su asfixia de sauce           
y mi costilla
abandone su furia de trueno;
temblaré de talón,
de oídos:
pariré las voces del hueso.

B

La locura
me agarra de sílabas
me hace reloj en su ombligo.

No bastan fábulas
para adormecer éstos dióscuros
y yo lluevo horizontal
perforo mi reflejo
atestado de ojos
de bocinas.

III

Las horas corren
perseguidas de anélidos,
nos escondemos del búho
sembrado en la córnea…
Estoy sola con ellas
y éstos niños tan dedos,
tan árboles.

IV

Todo es fruto carcomido…
hoy que me busco
y me abrazo de muslos
no hallo un omóplato
que me calce en la sombra.

V

Si la lengua fuera
estupor de los ascensores
y de úlceras
las huellas del sexo,
tal vez
mi alarido de falda
no estalle en los rieles
tal vez
tendría raíces
pies.

VI

No hay espinas
ni garganta que soporte
ésta voz desmembrada
en el techo de mi nervio
haciéndose célula
músculo,
Palabra.

Derechos Reservados © Dina Bellrham


1 comentario:

  1. Estos versos tienen vida propia, se lanzan al vacío y emergen con un eco. Se autoaniquilan y se consuelan a sí mismos en el único mundo donde todo es permitido, en la belleza de la literatura.

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